La mayoría de dislipemias en pacientes diabéticos tipo I pueden tratarse con total normalidad.
Destacar que aquellos pacientes no obesos con un buen control glucémico presentan, habitualmente, unos perfiles lipoproteicos normales. Esta situación de normalidad suele desestabilizarse en el momento en que inician su aparición las complicaciones crónicas de la diabetes (sobre todo microangiopatía).
El tratamiento de las dislipemias en pacientes con diabetes tipo I es similar al del tipo II
Cuando aparecen anomalías ligadas al metabolismo de las lipoproteínas, el procedimiento terapéutico no farmacológico es similar al descrito en la diabetes tipo II.
La experiencia clínica que se dispone hoy en día sobre el tratamiento farmacológico de las dislipemias en pacientes no diabéticos, es perfectamente aplicable en sujetos afectos de unadiabetes tipo I.
Quilomicronemia
Algunos pacientes diabéticos pueden presentar un aumento espectacular de las VLDL y de los quilomicrones, lo cual se traduce en una hipertrigliceridemia severa. Cuando esto ocurre en pacientes diabéticos tipo I con mal control metabólico y especialmente en el contexto de una cetoacidosis, estas anomalías se corrigen con un tratamiento intensivo de insulina. En la diabetes tipo II estas anomalías también pueden ir ligadas a un con-trol metabólico deficiente o relacionadas con un sustrato genético (tabla 28.1).
Niveles triglicéridos>1.000 mg/dl (>11,3 mM) se relacionan con un riesgo elevado de pancreatitis aguda. Otros síntomas que se asocian con niveles elevados de triglicéridos en plasma incluyen la letargía, pérdida de memoria, parestesias y artralgias.
La exploración física suele revelar la presencia de xantomas eruptivos, retinitis pigmentaria, hepatoesplenomegalia y adenopatías linfáticas.
En estos casos la conducta a seguir es la supresión de todos los sustratos que favorecen la formación de triglicéridos y deberá normalizarse el control metabólico (dieta pobre en hidratos de carbono y grasas, control de la glucemia).
Si con estas normas no se consiguen los objetivos deseados, se deben administrar derivados de los fibratos hasta conseguir que las concentraciones plasmáticas de triglicéridos se normalicen. La niacina estará indicada en aquellos casos en donde la administración de fibratos esté contraindicada.
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