Preocupados por esta común situación de la población diabética tipo 2, comentamos este tema basados en lo que La Federación Internacional de Diabetes describe en las Guías Globales para la Diabetes Mellitus, en reciente edición publicada, con amplitud y precisión, enfatizando la trascendencia que tiene para la vida de las personas diabéticas el conocimiento a profundidad del control de su Presión Arterial.
Con la debida autorización extraemos los principales conceptos del Capítulo 10, Recomendaciones para el Control de la Presión Sanguínea, página 65 de las Guías y para las personas que se interesen más pueden descargar el texto completo en el sitio http://www.idf.org/global-guideline-type-2-diabetes-2012
La presión arterial debe medirse al menos una vez al año en la vida adulta, después de los 40 años de edad y en personas portadoras de Diabetes Mellitus con o sin Enfermedad Cardiovascular cada vez que asisten a control médico, sobre todo si se conocen Hipertensas Arteriales o ya están en tratamiento. Si la presión arterial está consistentemente elevada, por arriba de 130/80 mmHg, cualquiera que sea el motivo de la consulta, debe recibir tratamiento antihipertensivo para normalizarla.
En personas diabéticas en edades de 70 a 80 años el tratamiento hipotensor debe iniciarse si la presión arterial está consistentemente en 140/90 mmHg o más alta y en personas mayores de 80 años considerar el tratamiento permanente con presiones arteriales de 150/90 mmHg, tomando en cuenta que las personas de estas edades deben vigilarse estrechamente y no usar tratamientos agresivos por su condición vascular de persona mayor.
Es fundamental recordar que el tratamiento para bajar la presión debe acompañarse de modificaciones del estilo de vida, principalmente normalizar el peso corporal, realizar el ejercicio físico que sea conveniente a la condición cardiaca y pulmonar, así como la osteomuscular y reducir la ingestión de sal y alcohol que en promedio logran reducciones en la presión sistólica de 4 a 10 mm Hg
Antes de medir la presión arterial, la persona debe estar en reposo completo por al menos 5 minutos y desde luego también deben tomarse todas las medidas psicoterapéuticas para lograr mantener al paciente en el mejor estado de ánimo, incluso recurrir a medicamentos psicorelajantes si es necesario.
En el supuesto caso que la persona diabética hipertensa arterial o normotensa, esté eliminando pequeñas cantidades de proteínas en la orina –microalbuminuria- o grandes porciones –macroalbuminuria- el médico tratante tomará las medidas medicamentosas y dietéticas necesarias (reducción de la ingesta de proteínas) con la finalidad de evitar la Insuficiencia Renal y desde luego reforzar los medicamentos antihipertensivos.
Consecuencias de la presión alta en diabéticos
Las consecuencias más importantes de la Presión Alta en personas diabéticas tipo 2 son la mortalidad prematura, enfermedad cardíaca con infarto y accidentes vasculares cerebrales con infarto o hemorragia, dejando como secuelas las temidas parálisis corporales. Además se lesionan las arterias de las retinas en los ojos produciendo ceguera y se daña concomitantemente la función de los riñones. En general afecta todas las arterias del organismo, agregándose muy importantemente las de los miembros inferiores y en conjunto con la neuropatía periférica, pueden producirse úlceras isquémicas y el temido pie diabético.
Se cita en las Guías mencionadas que el investigador Law y colaboradores reunieron 147 ensayos clínicos que abarcaron 444.164 personas y se encontró una reducción clínicamente significativa en el riesgo de enfermedades coronarias cardiacas y eventos cerebrales al bajar la presión arterial, independientemente del nivel de hipertensión. Sin embargo se señala que en general, en diabéticos, disminuir la presión arterial sistólica (la resultante de la eyección de la sangre desde el corazón) a 130-135 mm Hg reduce el riesgo de muerte prematura y Accidente Vascular Cerebral y el consenso general es lograr en ellos presiones arteriales iguales o inferiores a 130/80 mm Hg. Se enfatiza que la mayor cantidad de diabéticos requieren más de un medicamento para normalizar la presión arterial, reduciendo la Enfermedad Coronaria Cardiaca y el daño cerebral en porcentajes de 20 a 25 y 30 a 45 respectivamente.
Para lograr el éxito en el tratamiento de la Hipertensión Arterial en las personas diabéticas es fundamental que ellas se adhieran al tratamiento, lo que significa regularidad en la toma de los medicamentos, puntualidad en las citas de control médico y el mencionado cambio en el Estilo de Vida. Esta actitud de cumplir fielmente con el tratamiento, lo que se ve afectado por las creencias populares hacia algunas sustancias a las que se les atribuye beneficio, regimenes de tratamiento muy complejos, efectos adversos secundarios de las medicinas y pobre apoyo social para proporcionarlas. Con frecuencia los médicos tenemos que luchar por vencer estas circunstancias.
Una de las mejores formas de lograr el éxito, es Educar al Paciente Diabético Hipertenso para que cumpla en el ciento por ciento el tratamiento indicado y entonces lo primero es convencerlo que de por medio están su vida y el bienestar personal, así como el de su familia.
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